¡¿NOS PODEMOS CAL(a)MAR?!

 ¡Pero bueno, cuánto tiempo! ¿Qué tal, criaturillas? Yo estoy estupendamente después de haber evadido mi responsabilidad de blogger durante estas vacaciones tan largas. Fijaos si ha pasado tiempo, que cuando me despedí de vosotros antes del verano no me había ni comprado el predictor y ahora ya me pega la barriga en el escritorio.

Pero no he vuelto a las andadas para daros la chapa sobre cosas de preñada, precisamente. Eso mejor se lo dejamos a Verdeliss que lo hace muy bien, ya que es su estado natural. No, yo he venido para hacer un llamamiento a la calma y deciros, desde mi punto de vista de docente, que el tema este de El juego del calamar en los colegios tampoco es para tanto.

A ver, me explico. Resulta que esta serie, que ha batido (con razón) todos los récords de audiencia en Netflix, ha llegado, como no podía ser de otra forma, a los oídos de los más pequeños. Y claro, ellos no saben en qué consiste la trama, no son capaces de empatizar con alguien que sufre la presión de las deudas y el fracaso, con lo cual, no aprecian la serie en su totalidad. Es absolutamente normal y comprensible, para empezar, que se sientan atraídos ante imágenes coloridas y juegos infantiles. Y también lo es, como lo ha sido en todas las generaciones, que los niños sientan curiosidad por algo que se les está vetando por no considerarse apropiado para su edad. Se trata de una serie violenta, sí, y por eso los adultos de su entorno hacemos bien en no permitirles verla. Sin embargo, nos toca asumir que van a intentar llegar a ella por todos los medios que les sea posible; amigos o hermanos mayores, tres minutos que les dejamos la tablet y no estamos encima, etc. Vivimos en la era digital y existe una cantidad innumerable de memes y clips con fragmentos de la serie, y hagamos lo que hagamos, la realidad es que van a saber cuáles son las escenas más icónicas. Porque a mí, por ejemplo, no me hizo falta ver The ring cuando la estrenaron en el cine (tenía once años) para poder hacer bromas sobre recibir una llamada y que te digan que la vas a palmar en siete días. 

Así que, por favor, vamos a calmarnos un poco. Hace un par de días me enteré por mi colega Julio Aranaz, escritor del blog TEVDA (¿En serio creías que no te iba a mencionar, si además para cuando me animo a volver me encuentro con que escribimos sobre el mismo tema?), de que en no sé qué colegio de Madrid habían prohibido los disfraces relacionados con El juego del calamar. Así, como iniciativa para que los alumnos dejen de sentir morbo por ello. Muy bien, amigues, conocéis estupendamente la psicología infantil. Os lo dice alguien que no entiende por qué en los colegios de modelo D se empeñan en luchar contra Halloween como si fuese Abascal o el patriarcado. Menos mal que nos quedan los carnavales, aunque nos obliguen a ponernos cencerros en el culo. Pero a lo que voy es, que si hemos permitido disfraces sobre Fortnite, Escuadrón Suicida o directamente de Freddy Krueger, ¿Por qué vamos a censurar aquellos relacionados con una temática que está en pleno auge? ¿Qué vamos a lograr así? 

Bueno, seguramente me deje mucho en el tintero, pero voy a concluir con una reflexión final diciendo que hay una serie muy popular en la que están totalmente normalizadas frases como "mamá es un putón", y lo más cachondo de todo es que nos hace gracia. Y ya no es que la emitan en horario infantil y haya lenguaje malsonante, que también, sino que son los mismos niños que salen en la serie los que deben decir ese tipo de cosas directamente porque se lo han puesto en el guion. Y seguramente haya habido muchos docentes llevándose las manos a la cabeza por eso, pero qué queréis que os diga, yo no los he oído quejarse. Al menos no tanto como con El juego del calamar. Tampoco he oído que en ningún colegio hayan prohibido frases que hagan referencia a esta serie, como "merengue, merengue" o "putón, gañán, putón". Que tampoco iban a conseguir nada haciéndolo, pero sinceramente no me parece menos grave esto que lo otro.

Y que no se me malinterprete, por favor, que La que se avecina es mi serie de cabecera. Pero de la misma forma que haré lo que esté en mi mano para que mi hijo no vea series violentas como la que nos atañe hoy, tomaré las mismas medidas con La que se avecina y todas aquellas que en casa consideremos inapropiadas.

Y ahora, los memes:

1. CUANDO PIDES UN VOLUNTARIO PARA SALIR A RESOLVER EL PROBLEMA:



2. Este de cuando se cayeron las RRSS el pasado 4 de octubre:



3. Y un minuto de silencio en negativo para el viejo troll. Yo lloré por este señor. Y no estaba muerto, estaba de parranda.





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