¡Que si quieres arroz, mangas verdes!

Bueno, pues aquí estamos otra vez. El domingo pasado estuve malita y no hubo blog, pero veo que habéis podido vivir con ello. Hoy vamos a hablar de las típicas frases hechas (que no refranes) de las que la mayoría desconocemos el origen. ¿Me lo ha pedido alguien? Pues no, pero aquí nos caracterizamos sobre todo por escribir lo que nos salga del pepe. Y por irrelevantas. Vamos allá:

- No dar un palo al agua:  en realidad tiene bastante sentido, porque esta expresión viene del mundo marinero, así que los vagos no remaban y se les decía que no daban un palo al agua. Yo es que de pequeña me imaginaba a alguien delante de un cubo dándole con un palito al agua y no entendía qué tenía que ver eso con ser productivo.

- Que si quieres arroz, Catalina: En el siglo XV, en León, había una señora que se llamaba Catalina y se hartaba a arroz. Y además, según ella, todo se curaba con arroz. ¿Que tienes dolores menstruales? Arroz. ¿Que te duele el tobillo? Arroz. ¿Que tienes catarro? Arroz. Total, que un día esta señora se puso muy malita (normal, es que se alimentaba a base de almidón, cero cetosis), y como ningún remedio le hacía efecto, sus allegados empezaron a ofrecerle arroz, pero ella estaba tan enferma que no podía ni contestar. Y hasta hoy.

- A buenas horas, mangas verdes: La policía de los Reyes Católicos llevaban un uniforme con chaleco y camisa verde cuyas mangas asomaban, y eso fue lo que les dio el apelativo "mangas verdes". Debían de ser bastante inútiles. De hecho, siempre llegaban tarde y para cuando aparecían ya estaba el mal hecho y los responsables se habían dado a la fuga (todo parecido con la realidad es pura coincidencia).

- Poner los cuernos: Esta expresión se originó por el derecho de pernada que el señor feudal tenía sobre la futura esposa de un trabajador de sus tierras. Este derecho consistía en permitir al terrateniente tener relaciones sexuales con la mujer antes de desposarse. Mientras esto ocurría, se colgaba una cornamenta (principalmente de ciervo) en la puerta. 

- Fulanito y Menganito: No hay constancia de la existencia de ninguno de estos dos personajes que de forma tan recurrente usamos al referirnos a nadie en particular. Al parecer, los dos nombres tienen origen árabe, (fulan: persona cualquiera, man-kan: quien sea). Misterio resuelto.

- Echar un polvo: Hace unos pocos años, en el siglo XVIII, los señoros se apartaban del resto del grupo con el que estuviesen haciendo vida social (¿Os acordáis de lo que era eso?) para ir a esnifar tabaco. ¿Por qué? Pues no lo sé, porque ahora que el tabaco se fuma, muchas veces se quedan con los cojones plantados en la silla y te tienes que joder tú y apartarte si te molesta. Y antes que era esnifado, se iban. Bueno, sus motivos tendrían. De hecho, este rato en el que estaban en otro cuarto, supuestamente sacando el tabaco y preparándose la rayita, era la coartada perfecta para reunirse en secreto y tener relaciones extramatrimoniales. No entiendo las connotaciones de vulgaridad que se le ha dado a esta expresión, a mí me parece de lo más elegante.

Y esto es todo por hoy, sé que me dejo muchas, pero así tengo material para otro domingo en el que no tenga nada interesante que contar (ella, mujer de recursos). Tampoco es que te vaya a servir de nada saber de dónde vienen todas estas frases hechas, pero siempre puedes aprovechar para soltar tu conocimiento cuando alguien diga alguna de ellas delante de ti, y quedar como un repipi. De nada.

Y ahora, como somos parte de la cultura de los memes, y seguramente estemos creando todo un abanico de dichos populares que perpetuarán y no nos estemos dando cuenta, me veo obligada a hacer mi pequeña contribución:







FUENTES:

Que si quieres arroz, Catalina

A buenas horas, mangas verdes

Fulanito y Menganito

Echar un polvo

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