Las parejas vienen y van; las amistades... pues también

Es curioso cómo, por mucho que cambien los tiempos y nuestra manera de concebir el mundo, algunos topicazos de mierda perduran como si formasen parte del refranero popular. Ya sabéis a qué me refiero; que si a buen árbol te arrimas, que si a falta de pan, que si pájaro en mano... "Los novios vienen y van, pero las amigas son para siempre". Es posiblemente uno de los mantras más absurdos que nos ha tocado escuchar alguna vez. Y lo llamo mantra porque así es, al menos la mayoría de las veces, como nos toca experimentarlo: como algo incuestionable. Como si la idea de pasar el resto de nuestras vidas formando parte del mismo círculo de amistades fuese algo positivo. 

Pensemos por un momento en cuáles son los motivos por los que hacemos amigos cuando somos niños o adolescentes; vecinos, compañeros del colegio, hijos de amigos de nuestros padres... está claro que la convivencia juega un papel importante en el desarrollo de esas relaciones, pero eso no garantiza en absoluto que en un futuro se vaya a  ser compatible o que haya intereses en común. Todos cambiamos con el tiempo, de una forma o de otra, así que lo natural es que al mismo tiempo que nuestras aficiones y carácter van desarrollándose, nos sintamos con la libertad de experimentar nuevos círculos sociales sin que se nos haga sentir culpables por ello.

Y ya que estamos poniendo las relaciones de amistad al mismo nivel que las de pareja, os invito a reflexionar sobre las rupturas sentimentales. Cuando alguien se da cuenta de que la persona con la que mantiene una relación romántica ya no le aporta lo suficiente, lo que corresponde es cortar dicha relación; porque no se tienen intereses en común, por incompatibilidad, porque la convivencia es insostenible... a veces, si se cree que es algo que pueda solucionarse, se sigue intentando; si no, se acabó. Y seguramente sea algo que, si no hemos vivido en nuestras propias carnes, hayamos animado a hacer a alguien querido cuando nos cuenta que ya no es feliz con su pareja.

Por el contrario, está muy extendida la idea de que una amistad lo puede todo y más. Que pase lo que pase, hay que seguir luchando por ello. Esto puede resultar muy dañino para aquellas personas que no se sienten comprendidas ni valoradas en su grupo de amigos de toda la vida, que seguramente piensen que es lo normal y que deben aguantar porque "ante todo somos amigos y eso es para siempre". En el mejor de los casos, si decidimos que no queremos seguir manteniendo una amistad con alguien, le hacemos un ghosting; le damos largas cuando nos escribe para quedar o contestamos con monosílabos hasta que se da por aludido y deja de darnos la turra. Pero pocas veces se da el caso de que alguien hable con esa persona y le diga, a buenas, que no le interesa seguir manteniendo esa relación. Normalicemos esta práctica.

Con todo esto no quiero decir que no existan las amistades para toda la vida, o que si existen sean tóxicas. No, para nada. Claro que hay personas que mantienen una relación de amistad basada en la confianza y el respeto, y claro que esto puede durar toda la vida. Lo que quiero decir es que esto no debería ser la norma, ni mucho menos una especie de verdad universal que no debamos cuestionarnos. "Bueno, pero tú puedes conocer gente nueva y no por ello tienes que dejar de lado a tus amigos de siempre", habrán pensado algunos. Y no tiene por qué ser un mal argumento. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que, cuando nos damos permiso para abrirnos a conocer gente nueva, con quienes compartimos intereses y tenemos una afinidad mayor, lo más probable es que cambiemos nuestro foco. Que nuestros planes y aspiraciones tengan más que ver con ellos, y nos interesemos cada vez menos por esas relaciones de la infancia a las que sin haberlo planeado, hemos empezado a dejar atrás.

Simplemente debemos aceptar que una nueva etapa comienza, mientras que otra se cierra. Que esto no tiene por qué suponer una enemistad ni un momento incómodo al cruzarnos por la calle, o al menos no más incómodo de lo que pueda resultar cruzarse con un ex. Porque las parejas vienen y van, y las amistades... pues también.









Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Mala suerte? Míratelo, guapi.

Solo sé que no sé nada

Lo peor de la Navidad