¿Eh? ¡-e!

Hace poco pudimos leer, en el artículo que Julio me dedicó en su PedaZitos de mí (XIII), que yo soy muy de usar "el género neutro, el de la -e". La verdad es que, aunque en el blog sí que he metido algún que otro "cariñes", jamás lo he usado a la hora de redactar algo serio, como podría ser un email de trabajo o cualquier documento del ámbito académico. Sin embargo, no descarto hacerlo en un futuro si llega a ser admitido como una forma más de dirigirse a los lectores.

Empecemos por el principio, y os adelanto que para redactar este QNSDA no me he informado, así que una vez más recalco que yo no soy poseedora de la verdad absoluta (por si acaso). Si no me equivoco, eso a lo que mi colega llama "género neutro" es en realidad el lenguaje inclusivo que hace unos años empezó a intentar abrirse camino en nuestra lengua. Esto consiste en usar el artículo -e, dotando de género neutro a todas esas palabras (sustantivos y adjetivos) que hasta el momento pueden ser masculinas si acaban por -o y femeninas si acaban por -a

La controversia con este tema viene de que como tal, nuestra lengua carece de género neutro. Esto hace que cuando hablemos a un grupo de gente, por mucho que esté compuesto por 57 mujeres y 3 hombres, debamos dirigirnos a ellos en masculino. Al mismo tiempo, si nos dirigiésemos a una persona cuya identidad de género no corresponde a la masculina ni a la femenina (porque sí, sorpresa, no todos somos hombres o mujeres), podríamos referirnos a elle usando el lenguaje inclusivo y tal vez se sentiría más cómode y comprendide, y tampoco nos costaría tanto trabajo (creo yo).

Pero el hecho de hacer un esfuerzo por convertirnos en una sociedad inclusiva no es suficiente razón, por lo visto, para quienes se aferran al hecho de que el uso de este lenguaje no está aprobado por la RAE (luego son los mismos que dicen cosas como "vinistes" o son incapaces de terminar un imperativo con la -d). En mi opinión, si hemos asumido que las lenguas evolucionan y sufren cambios para adaptarse a la realidad de sus hablantes, y nos hemos apropiado de términos de otros idiomas (préstamos), no tendría por qué suponer un problema el empezar a introducir el lenguaje inclusivo en nuestro habla. El conflicto, parece ser,  viene cuando el uso de este se asocia a unos ideales políticos, que en este caso se trataría de unos ideales de izquierdas, feministas y que abogan por los derechos del colectivo LGTBIQ+, o al menos así es como yo lo percibo.

Es cierto que la evolución de un idioma como consecuencia de los cambios de su contexto se da de forma natural, y por lo tanto es eso, una consecuencia, y no una serie de cambios que pretenden ser introducidos con calzador en nuestra lengua. También es cierto que nunca antes se había dado voz a las personas cuya identidad de género se sale del sistema binario al que estamos tan acostumbrados, que gracias a las redes sociales podemos informarnos de todo el abanico de posibilidades que existe de vivir nuestra sexualidad y nuestra identidad y expresión de género, y esto es algo por lo que yo me siento profundamente agradecida. 

La verdad es que personalmente he de decir que nunca me he sentido menospreciada porque se refiriesen en masculino a un grupo en el que la inmensa mayoría éramos mujeres (por ejemplo, en magisterio), pero si a raíz de esto tenemos la posibilidad de plantearnos el sexismo que impera en nuestro lenguaje, hagamos esa reflexión y actuemos en consecuencia.

Como conclusión, simplemente diré que entiendo que el uso del lenguaje inclusivo chirríe, ya que es algo a lo que no estamos acostumbrados. Como podéis observar, yo no lo uso cuando me dirijo a vosotros. Sin embargo, tratándose de una iniciativa cuyo fin es hacer la vida más fácil a un colectivo que por lo general ya se va a tener que enfrentar a tanto, me parece algo justificable y que como mínimo merece una oportunidad. A quienes os sigáis aferrando a los criterios de la RAE, os pido que al menos cuando alguien requiera ser tratade con género neutro, no seáis imbéciles y lo hagáis. Y que espero que seáis capaces de distinguir "a ver" y "haber", y que tengáis en cuenta que vuestra RAE también admite palabras como "almóndiga", "asín" o "toballa", así que tampoco vayáis de ilustrados de la vida. Ale, un besi.

Leire Muñoz


Si os interesa el tema, os recomiendo este víde de Rocío Vidal (La gata de Schödinger)







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