Hay una carta para mí (y pasa esto)

Hace unos días recibimos en casa una carta escrita a mano de una tal Ainhoa Mutuberria (por qué iba yo a respetar su identidad si ella ha tenido la poca vergüenza de escribirme a mi domicilio sin conocerme de nada). Esta persona, por lo visto, se dedicaba a predicar. Así es como llaman los Testigos de Jehová a quienes se dedican a ir de puerta en puerta tratando de captar a gente. Y claro, como con esto del covid no es prudente hacerlo de esta forma, están probando un nuevo método de captación por correspondencia. A ver, es original, las cosas como son. Así que voy a publicar mi contestación y ya decidiré si se la mando o no (podéis votar enviando "secta_si" o "secta_no" al 343, tenéis plazo hasta el miércoles). Más abajo pondré una foto de la carta en cuestión, que no tiene desperdicio. Allá va mi respuesta.

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Estimada Ainhoa,

Gracias por tu carta, no recibía una desde los tiempos pre-internet en los que me escribía con amigas de campamentos de verano. Y oye, siempre hace ilusión. Pareces una tía maja, lástima que tengas que dedicar tu tiempo a escribir a gente desconocida para ver si se animan a meterse en tu secta. Ánimo con eso. Me da mucha pena también que los niños que forman parte de esa comunidad en la que se les ha involucrado sin tener en cuenta su opinión no puedan hacer amigos en el colegio (a no ser que se hagan miembros de los testigos), ni puedan celebrar cumpleaños ni ningún tipo de fiesta. Me rompe el corazón pensar que cada vez que alguien decide no seguir formando parte de este grupo, además de expulsársele, se prohíba a su familia tener el más mínimo contacto con él o ella, y todos sus familiares y amigos se vean obligados a hacerle el vacío. Algo bastante cruel y despiadado viniendo de gente que se llena la boca hablando del amor de Dios, ¿no crees? ¿Y qué es eso de que unos señores en Nueva York decidan, bajo el pseudónimo Watch Tower, lo que debéis creer y lo que no? ¿No te levanta eso ningún tipo de sospecha? Bueno, afortunadamente no te conozco ni creo que lo haga nunca, pero así como tu deber moral te ha llevado a escribirme no sé qué sobre la desazón y que Jesús es la solución para todo, la mía es poner a tu alcance una serie de herramientas que pueden hacerte falta si algún día decides salir de ahí.

FORMAS DE SABER SI ESTÁS DENTRO DE UN GRUPO COERCITIVO:

  1. Sientes dominio sobre tu vida, incluso sobre lo que debería pertenecer a tu privacidad (parejas, prácticas sexuales, capacidad económica, forma de vestir, decisiones sobre tu futuro académico...).
  2. Te sientes en deuda con ellos. Crees que te hacen un gran favor al permitirte vivir entre ellos y les debes obediencia.
  3. Te sientes culpable cuando actúas de alguna forma que sabes que ellos desaprobarían (vestirte de forma que considerarían inapropiada, mantener amistad con gente de fuera de la comunidad, etc.).
  4. Las actividades (de culto, de reflexión colectiva) tienen lugar en zonas remotas y alejadas donde apenas se usan dispositivos móviles.
  5. Tienes la sensación de que, si decides salir, no contarás con ningún tipo de apoyo y te quedarás totalmente sola.
Bueno, para ir cerrando esto te diré que no estás sola. Tampoco te voy a decir que cuentes conmigo, que bastante tengo con mis cosas y no tengo ninguna intención de ir de salvadora de nadie. Pero hay organizaciones especializadas en víctimas de sectas, como tú, que te dedicas a intentar captar gente mientras los poderosos se limitan a contar el dinero que les estáis dejando entre todos los desgraciados que os habéis creído esta movida (que la llaman La Verdad, es que tócate las pelotas, en fin). Una de estas organizaciones es REDUNE, llevan tiempo trabajando tanto con ex-adeptos como con sus familiares. Te dejo el enlace por si quieres echarle un ojo.

Y poco más que añadir. Ojalá consigas salir, busques ayuda y te vaya todo bien. Un saludo.

                        Señora X (le voy a dar mi nombre y apellidos por los cojones)

PD: En este mismo sobre te envío también la carta que me escribiste, que aunque está muy bien redactada, le faltaban un par de tildes y te las he corregido.

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Y esto sería todo. Os dejo aquí abajo la carta que recibí (todavía sin las correcciones), un meme que me ha hecho gracia y un vídeo de una chica de México (creo) que logró salir de los Testigos de Jehová y ahora intenta ayudar a quienes quieren y no pueden. También tenéis el enlace de REDUNE y una publicación de un profesor de sociología de la Universidad de Barcelona, bastante crack, que he consultado para poder escribir este post.












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